La masacre reciente en una sala de teatro en Denver perpetrada por James Holmes, durante el estreno de la última película de Batman, trae de nuevo el debate acerca de la libre venta de armas en los Estados Unidos. No es la primera vez que un hecho así ocurre e infortunadamente no se está haciendo nada para evitar que esto se repita. Luego de lo ocurrido, la venta de armas se ha incrementado. El argumento es básicamente el mismo: quieren tener la oportunidad de defenderse si se encuentran con algún lunático que los quiera agredir. Es un círculo vicioso de paranoia y temor.
James Holmes obtuvo seis mil rondas de municiones por internet durante los dos meses previos a la matanza. Fuera de eso tenía en su haber: dos pistolas, un rifle, una escopeta, entre otras armas y municiones. Los norteamericanos se quieren defender, ¿pero quién los defiende de sí mismos? Los aeropuertos están fuertemente vigilados, con amplias restricciones para evitar el ingreso de cualquier amenaza a su territorio. Luego de los atentados a las torres gemelas, la lucha contra el terrorismo adquirió otras proporciones y las medidas para controlarlo se han vuelto más drásticas. ¿Pero cuál es la reacción de la sociedad norteamericana cuando ocurre una masacre de estas? ¿Por qué no se toman medidas radicales y se desarma a la población?
Hay muchos intereses de por medio. Los vendedores de armas y municiones justifican su venta por dos razones fundamentales y una tercera que no dicen abiertamente. La primera es que la caza es una tradición fuertemente arraigada en la cultura de los estadounidenses. Muchas personas practican este deporte y lo hacen respetando las leyes y las restricciones ambientales. También argumentan que las personas tienen derecho a defenderse. Pero lo que está claro es que les representa dinero.Y esa es la principal razón para sostener un negocio. El dinero. De eso viven y comen y velarán por sus intereses bajo cualquier pretexto y sofisma de distracción que les permita perpetuar sus ingresos.
Hay otro argumento que podría tener sentido. Si un delincuente no puede conseguir un arma legalmente, la conseguirá en el mercado negro. Pero la gente del común querrá defenderse y si el Estado no lo permite, quedarán indefensos. ¿No es obligación de las autoridades defender a su comunidad? ¿Quién garantiza que la gente sea responsable utilizando las armas?
Las matanzas en centros educativos en los Estados Unidos, no fueron ejecutadas por delincuentes que buscaban atracar, robar, secuestrar u obtener algo en especial. Su único objetivo era matar por matar. Y esto fue posible, de una manera abierta y masiva, gracias a que estos individuos tuvieron la oportunidad de adquirir armas libremente, por internet o en persona. El único control es que las personas no tengan antecedentes en su prontuario. Es decir, que no hayan participado en alguna matanza previa.
Es un debate controversial, crítico y doloroso. Pueden haber posturas justificables de lado y lado. El problema es la pasividad de las autoridades (entiéndase Congreso, Presidente, Jueces, Organizaciones, etc) quienes en nombre de la libertad, se han vuelto pasivos y tolerantes, y permiten que cualquier individuo pueda adquirir seis mil rondas de municiones por internet y creer que esto es completamente normal.
James Holmes obtuvo seis mil rondas de municiones por internet durante los dos meses previos a la matanza. Fuera de eso tenía en su haber: dos pistolas, un rifle, una escopeta, entre otras armas y municiones. Los norteamericanos se quieren defender, ¿pero quién los defiende de sí mismos? Los aeropuertos están fuertemente vigilados, con amplias restricciones para evitar el ingreso de cualquier amenaza a su territorio. Luego de los atentados a las torres gemelas, la lucha contra el terrorismo adquirió otras proporciones y las medidas para controlarlo se han vuelto más drásticas. ¿Pero cuál es la reacción de la sociedad norteamericana cuando ocurre una masacre de estas? ¿Por qué no se toman medidas radicales y se desarma a la población?
Hay muchos intereses de por medio. Los vendedores de armas y municiones justifican su venta por dos razones fundamentales y una tercera que no dicen abiertamente. La primera es que la caza es una tradición fuertemente arraigada en la cultura de los estadounidenses. Muchas personas practican este deporte y lo hacen respetando las leyes y las restricciones ambientales. También argumentan que las personas tienen derecho a defenderse. Pero lo que está claro es que les representa dinero.Y esa es la principal razón para sostener un negocio. El dinero. De eso viven y comen y velarán por sus intereses bajo cualquier pretexto y sofisma de distracción que les permita perpetuar sus ingresos.
Hay otro argumento que podría tener sentido. Si un delincuente no puede conseguir un arma legalmente, la conseguirá en el mercado negro. Pero la gente del común querrá defenderse y si el Estado no lo permite, quedarán indefensos. ¿No es obligación de las autoridades defender a su comunidad? ¿Quién garantiza que la gente sea responsable utilizando las armas?
Las matanzas en centros educativos en los Estados Unidos, no fueron ejecutadas por delincuentes que buscaban atracar, robar, secuestrar u obtener algo en especial. Su único objetivo era matar por matar. Y esto fue posible, de una manera abierta y masiva, gracias a que estos individuos tuvieron la oportunidad de adquirir armas libremente, por internet o en persona. El único control es que las personas no tengan antecedentes en su prontuario. Es decir, que no hayan participado en alguna matanza previa.
Es un debate controversial, crítico y doloroso. Pueden haber posturas justificables de lado y lado. El problema es la pasividad de las autoridades (entiéndase Congreso, Presidente, Jueces, Organizaciones, etc) quienes en nombre de la libertad, se han vuelto pasivos y tolerantes, y permiten que cualquier individuo pueda adquirir seis mil rondas de municiones por internet y creer que esto es completamente normal.
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