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Acerca de los límites en los chistes y las acusaciones sin fundamento en las redes sociales

¿Llegué tarde a la discusión? Es que como todo el mundo opina del tema me gustaría agregar mi punto de vista. Para mí esta claro que deben existir límites y la libertad de expresión no tiene por qué justificar las acusaciones lanzadas al garete o los chistes de mal gusto.

Creo que el título de este artículo quedó un poco largo pero está claro. De hecho está tan claro que podría darlo por terminado en este instante.  Pero bueno, profundicemos un poco  más de este tema del cual se ha hablado bastante y es acerca de la discusión que se ha presentado entre el ilustre ex presidente Alvaro Uribe y el nuevo youtuber de cuarenta (¿o cuarenta y dos?) Daniel Samper Ospina. El señor Uribe publicó recientemente en redes sociales una acusación bastante grave y aparentemente sin un fundamento claro: según él, Samper Ospina es un violador de niños. Samper se quedó esperando una disculpa la cual nunca llegó, tan solo un video el cual Uribe profundizaba el perfil  "perverso" de Samper. Luego apareció la senadora Paloma Valencia en entrevista con Vicky Dávila defendiendo al senador y argumentando que en realidad lo que Uribe quiso decir fue que Samper era un violador de los derechos de los niños. Está claro que las dos expresiones son bastante diferentes y el video  de Uribe para nada sostiene el argumento de la senadora. Más bien en el video Uribe  ahonda la herida diciendo que  Samper publicó fotografías pornográficas de menores de edad cuando  era director de la revista Soho. Samper explicó que efectivamente una modelo menor de edad hizo parte de una edición de la revista, pero que tenía la autorización de sus padres.

No soy un admirador de Samper Ospina. Admiro a su padre, a Daniel Samper Pizano y me considero parte de su escuela. Crecí leyendo la columna de Postre de Notas la cual se publicaba en la revista Carrusel de El Tiempo. Disfruté mucho sus gazapos, juegos de palabras, anécdotas y diferentes historias cargadas de conocimiento, cultura y originalidad. Cuando empecé a publicar mi blog, algunos comentaron que yo tenía un toque de su estilo, lo cual es un halago, pero a la vez un reto, ya que todo escritor busca alcanzar una esencia distintiva y original. Luego lo seguí leyendo a través de sus columnas de opinión, que son buenas, sin embargo el humor es su fuerte sin lugar a dudas. Poco o nada sé de Samper Ospina, quien se empezó a dar a conocer como el Hugh Hefner colombiano, gracias a su dirección de la poco pudorosa revista Soho. He leído algunas de sus columnas de revista Semana y considero que es un tipo ocurrente, gracioso, sin lugar a dudas tiene la chispa que caracteriza a su familia. Hacer humor político es complicado y se puede caer con facilidad en la caricatura superficial, superflua, que se burla de las embarradas cotidianas del político de turno, sus defectos físicos, si tiene pata de palo, nariz de guanábana o bozo de durazno. Soy más afín con el humor que tenía Jaime Garzón. Su humor era tan denso que muchos entendieron bien los chistes diez años después. Garzón tenía una visión profunda, casi profética del conflicto colombiano. Estaba en contacto con diferentes actores de la política, tenía un discurso político definido, pero de algún modo no eran tan comprensibles para la mayoría. Ese humor inteligente lo llevó a la tumba, cuando a los violentos de la época les causó poca gracia. No es justo comparar a Samper  Ospina con Garzón, cada cual tiene su estilo. En palabras del propio Samper Ospina, no es una obligación que les guste mi humor pero lo que sí no es aceptable es que se me acuse de ser un violador de niños, sin prueba alguna.

Y en ese sentido, creo que el ilustre senador Uribe sí se pifió con su publicación de Twitter. La embarró. Y ante semejante acusación tan grave lo mínimo que debía presentar era pruebas contundentes, las cuales a la fecha no han aparecido ni aparecerán. Y ante la ausencia de estas pruebas, mas allá de mencionar el pasado del escritor en la revista Soho, debió por lo menos retractarse o pedir excusas. Pero de eso nada. Solo apareció la senadora Paloma Valencia, diciendo que conoce bastante a Uribe, y que lo que sucedió fue que ya de tanto molestar al senador, lo sacaron de casillas de algún modo y por eso dijo lo que dijo. ¿En realidad el senador Uribe necesita que lo defiendan? ¿Por qué no lo reconoce el mismo? No lo va a hacer. De modo que lo que dice la senadora Valencia son tan solo suposiciones, ¿o es que le puede leer la mente a su jefe? ¿O es que la ventriloquía es otra habilidad de el expresidente? Lo dudo.

Y Samper también se pudo haber pifiado. Al decir que la hija de Paloma Valencia, de nombre Amapola iba a ser heroína como su madre cuando creciera. Suena risible, pero que culpa tiene una bebé de las confrontaciones de sus padres. Por lo menos le debe una disculpa también, pero no creo que esa sea la justificación para acusar a Samper Ospina de violador. Hay una distancia considerable. Y hablar de violación  de niños es algo delicado. Es respetable la postura del periodista  de instaurar una demanda al senador, quien es de algún modo considerado intocable en el contexto de nuestro país. ¿Cuáles son los límites en el humor? ¿Cuáles son los límites en este nuevo medio de expresión de las redes sociales? ¿Podemos publicar cualquier cosa que se nos venga a la cabeza y no recibir por lo menos reprobación? Podemos equivocarnos. En un arranque de emociones podemos publicar tonterías, pero tenemos el derecho y  el deber de retractarnos y pedir disculpas. Y también tenemos el deber de otorgarlas, sin aplastar o anular al contendor. Como seres civilizados.

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